martes, 19 de marzo de 2013

Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH toma nota de la mentira flagrante del director de Fundamedios


La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA tomó nota de la carta de aclaración que remití a dicho organismo por la mentira flagrante en la que incurrió César Ricaurte, director de la organización no gubernamental Fundamedios.

Durante la audiencia de la Relatoría, desarrollada la semana pasada en Washington, Ricaurte apuntaló su discurso contra el Gobierno Nacional afirmando que al término de la reunión del 25 de octubre de 2011 en la sede de la CIDH en la capital estadounidense, Andrés Reliche (al que identificó erróneamente como funcionario público) lo había perseguido para insultarlo y amenazarlo (1:03 del video).

Ante tamaña mentira, me vi en la necesidad de escribir una comunicación dirigida a la Relatoría para dejar en claro que el señor Ricaurte mintió de una manera inescrupulosa pues si bien es cierto que asistí a la audiencia que cita el director de la ong, es falso que lo haya perseguido y menos amenazado e insultado.

Como hago notar en la comunicación enviada el viernes 14 de marzo, posterior a la audiencia del 25 de octubre de 2011 ni siquiera me acerqué a Ricaurte porque me quedé recogiendo declaraciones del presidente de la AEDEP, Diego Cornejo; del secretario de Comunicación, Fernando Alvarado; del canciller Ricardo Patiño, así como de otros delegados de las partes convocadas a dicha cita http://www.youtube.com/watch?v=82n3FUo6rdE.

En caso me hubiera acercado a Ricaurte habría sido para tomar sus reacciones sobre lo tratado. En mi trayectoria profesional y personal no existen antecedentes de las conductas que el director de Fundamedios equivocadamente, por ligereza o por mala fe me atribuye.

En la carta a la Relatoría hago notar que desde 2005, fecha en la que me incorporé como licenciado en Comunicación Social,  he laborado en varios medios privados, y que las afirmaciones realizadas por Ricaurte (que paradójicamente se autotitula como defensor de los derechos humanos) contravienen las disposiciones constitucionales ecuatorianas sobre la protección al buen nombre de la persona y con la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

Este instrumento, en su artículo 11, numeral 1, señala que “toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad”.

A diferencia de Ricaurte, mi intención no es sobredimensionar el tema, que quede en un registro de dudosas alertas o asumir el papel de víctima, sino que mi buen nombre no quede manchado por la mentira del referido personaje.


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