¿Qué son las redes sociales? Un
poder subestimado o sobreestimado, el último reducto de la libertad de
expresión, un gran avance para la humanidad, una alcantarilla en la que desfoga
lo peor delos seres humanos, un escenario de disputa de la opinión pública, un
gueto ideológico donde no se promueve una visión crítica sino una lucha
simbólica entre el bien y el mal, entre héroes y villanos?
En su informe semanal, el pasado
sábado, el presidente Rafael Correa, con 2’621.000 seguidores en Twitter,
reconoció que las redes sociales son un gran avance para la humanidad, pero que
también es una herramienta aprovechada por gente deshonesta que busca hacer
daño.
Semanas atrás, tras la derrota en
el referéndum convocado por el oficialismo en Bolivia, el presidente Evo
Morales atribuyó a una guerra sucia en las redes sociales como uno de los
factores que influyó en el resultado negativo. “Las redes sociales son como si
todo se fuese por la alcantarilla”, dijo el líder socialista en una entrevista
con el diario El País.
A mediados de 2015, el escritor y
filósofo italiano Umberto Eco criticó fuertemente a Internet, particularmente
acusó a las redes sociales de haber generado una “invasión de imbéciles” ya que
dan el derecho de hablar a legiones de idiotas.
El drama de Internet es que ha
promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”, dijo Eco,
quien falleció el 20 de febrero de 2016, a los 84 años, e hizo una invitación a
los medios a “crear un filtro de información con un equipo de especialistas en Internet,
porque nadie es capaz de entender hoy en día si un sitio es de confianza o no”.
¿Cuál es
el verdadero poder de las redes sociales?
La catedrática española, radicada
en Ecuador, Palmira Chavero considera que si bien las redes sociales han roto
el monopolio de los grandes medios convencionales, acercando a los ciudadanos
al poder y tienen un innegable poder de movilización, sin embargo, el problema
es identificar quienes están detrás de los rumores.
“Es innegable la idea del rumor,
por supuesto: tú lanzas un rumor en redes sociales y el problema es que ahí
queda. El problema con las redes sociales es identificar la veracidad de la
información y quién está detrás. El día de hoy es muy fácil comprar seguidores
en Twitter, eso también desvirtúa el poder de las redes sociales”, dijo.
La investigadora Esther Solano,
catedrática de la Universidad de Sao Paulo, coincide en reconocer el factor de
movilización de las redes sociales, pero señala que el carácter negativo de
estas es la simplificación del debate político y su utilización como medio para
difundir rumores. “Todo el mundo difunde titulares sin saber si son
verdad o si se tratan de rumores. La gente va compartiendo todo eso y no tiene
tiempo para hacer una verdadera reflexión.
“Las redes sociales son guetos ideológicos, pues los amigos que tenemos allí suelen ser los que piensan
parecido a nosotros. Así que en lugar de discutir e intercambiar ideas, te
encuevas dentro de tus propias ideas y en el círculo de los que piensan igual
que tú, y el debate no avanza. Cuando sí hay debate, viene cargado de odio.
Aunque sean una plataforma política, las redes sociales desgraciadamente tienen
esta característica: empobrecen las discusiones y las hacen muy polarizadas”,
dijo Solano a la agencia pública brasileña EBC.
Valeria Puga, master en Ciencias
Internacionales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y
licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador,
sostuvo que una de las características de las élites de la región es operar a
través de los medios de comunicación y deslegitimar la variable del conflicto,
necesario como una disputa política del pueblo frente a una historia de
vejación.
Lesionar
más que construir
El catedrático ecuatoriano Hernán
Reyes sostiene que las redes son una herramienta que no permite profundizar el
debate, pero que es efectiva a la hora de destruir.
“Son aparatos o dispositivos más
para lesionar la imagen que para convocar o para construir discurso. Por su
propia naturaleza, en 140 caracteres no se puede generar, por más que se lance
un tuit, y después otro tuit, y otro tuit, son elementos cortados, de muy fácil
asimilación, pero que finalmente no termina de construir una narrativa
coherente sobre algún tema en particular. Sin embargo, en 140 caracteres uno sí
puede lesionar de manera efectiva la imagen de una persona”, planteó.
Reyes, licenciado en Ciencias
Políticas y Master en Análisis de Género y Desarrollo por la Universidad East
Anglia de Inglaterra, señala a las redes sociales como un escenario de disputa
de la opinión pública, pero fundamentalmente para construir imaginarios
negativos sobre alguien.
Precedente
El debate continúa. Muchos de
quienes se refugian en las redes sociales apelan al ataque y la difamación,
escudados en la supuesta libertad de expresión, sin embargo, recientemente la
Corte Constitucional de Colombia emitió una resolución que podría sentar
precedentes sobre el límite a la libertad de expresión y el respeto al buen
nombre de las personas.
El máximo organismo constitucional
colombiano resolvió que la libertad de expresión, con sus límites y
protecciones, también aplica para Facebook y las redes sociales en internet.
Un artículo de diario El
Espectador califica esta resolución como una sentencia que marca un precedente
“necesario y esencial”. “A medida que los colombianos trasladan aspectos
esenciales de sus interacciones con otras personas a esos espacios, no tiene
ningún sentido que haya quien crea que la falta de regulación implica una carta
blanca para difamar y publicar lo que sea sin preguntarse eso cómo afecta los
derechos de otros”.
Lo más interesante de la
sentencia de la Corte, señala El Espectador, es que por fin reconoce que las
redes sociales son espacios públicos donde los derechos de las personas se
encuentran con alta probabilidad de ser violados. El medio celebra que el alto
tribunal haya dicho que “Entre redes sociales y medios de comunicación (…) en
la evaluación del correcto ejercicio de la libertad de expresión las reglas
aplicables son las mismas para ambos”.
Libertad
versus responsabilidad
Se ha hablado bastante sobre la
libertad. Se ha llegado a decir que la libertad de expresión no tiene límites.
El sentido común indica que la responsabilidad es inherente a la libertad
porque si no se viviría en una verdadera anarquía (Ausencia de poder público).
Según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua -en su primera acepción- libertad es la
facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no
obrar, por lo que es responsable de sus actos. También: 5.- Facultad
que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se
oponga a las leyes ni a las buenas costumbres. 8.- Contravención
desenfrenada de las leyes y buenas costumbres.
El artículo 13 de la Convención Interamericana
de Derechos Humanos (Libertad de pensamiento y expresión),
numeral 2, señala que el ejercicio de la libertad de expresión no puede estar
sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores, las que
deben ser expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para
asegurar: a) el respeto a los derechos o la reputación de los demás, o la
protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas.